Voy a tomarme un año «sabático»…
César se ha puesto muy serio conmigo. La situaciones presentes y pasadas han pasado factura y actualmente nos encontramos los dos muy, muy cansados y no me refiero en absoluto a nuestra relación, que es fantástica sino a nuestro día a día, a cómo nos sentimos y a nuestro nivel de energía. Hace apenas año y medio volvíamos de pasar una larga temporada en Madrid. Emprendimos ese viaje obligados por las circunstancias y de una forma absolutamente precaria, lo cual empeoró gravemente mi salud y puso al límite la de César. A los quince días de nuestra vuelta me metieron en quirófano y el resto… ya lo sabéis.
A pesar de mi tortuosa recuperación… ¿recuperación? (eso está por ver), mi mente no ha dejado de hacer planes, muchos planes, que requieren mucho tiempo, trabajo y energía que tendría que robar a otras cosas para poder afrontarlos y la realidad que tanto me ha costado admitir es que no puedo permitírmelo. No estoy bien, mi cuerpo no responde, mi situación es complicada, por algo me han concedido una incapacidad total por la que no he tenido que luchar lo más mínimo. Esto último que acabo de decir, amigos míos, aún lo estoy asimilando. Hace tiempo, me di cuenta de que no podría volver a trabajar a medio-largo plazo pero es que ahora mismo no puedo siquiera centrarme en nada que no sea recuperarme. Eso es lo que me ha pedido César: «Dedica un año a recuperarte, sólo a eso. Olvida el trabajo, los planes, tu curriculum, no estás perdiendo el tiempo, te estás recuperando«. Cuando dije más arriba que se ha puesto serio es porque tiendo a enredarme con mil cosas, a asumir mil compromisos por el bien de los demás, por no defraudar, por ayudar, por lo que sea, que no me hacen ningún bien y que frenan mi recuperación y añaden complicaciones al ya de por sí complejo día a día. Me cuesta decir que no y tiendo a pensar que los demás están peor.
Jamás se me había pasado por la cabeza hacer algo así, dejar todo a un lado, renunciar (espero que temporalmente) a cualquier plan y adquirir el compromiso de no hacer nada que pueda perjudicarme/nos y me está costando mucho porque implica asumir la situación en la que me encuentro.
César dice que mi apariencia y actitud engañan. Que no puedo estar haciéndome la fuerte constantemente porque, entre otras cosas, da a entender a los demás que «no está tan enferma», «no es para tanto» y la realidad es que a día de hoy no sé si algún día superaré esta fase. Es una duda razonable, planteada en consulta, a la que el cirujano no ha podido responder. Puede que este estado se cronifique y sólo me queda una alternativa terapéutica (la cámara hiperbárica) a día de hoy.
Voy a darle una oportunidad a mi cuerpo poniendo en orden las prioridades y durante los próximos doce meses intentaré implantar (y cumplir) con una rutina de ejercicios, alimentación y descanso.
Por supuesto seguiré atendiendo el blog, la página de facebook, contestando a vuestros correos, visitando en el hospital de mi ciudad a quien me lo pida y seguro, seguro participaré en algún proyecto siempre y cuando no exceda los límites marcados. Se trata de concentrarme y tomarme en serio.
La verdad es que, una vez tomada la decisión, sentí cierto alivio y hasta he empezado a dormir mejor. Aún no me he organizado como es debido pero no me desagrada la idea de comenzar cada día con libertad sin la presión constante de tener que perseguir un objetivo más allá de mi salud.